lunes, 24 de febrero de 2014

El payaso risitas





Esta semana en el cole celebramos el carnaval, el viernes es el gran día y celebraremos una gran fiesta, pero para ir entrando en calor, a lo largo de la semana, vamos a elaborar diferentes complementos de disfraces. Nos convertiremos en superhéroes, en payasos... 

Hoy tocaron.... ¡¡LOS PAYASOS!! Cada uno pintamos nuestra corbata y aquí os mostramos los resultados:





¡Pero que guapos estamos y qué bien nos quedaron las corbatas!
A continuación os dejo un cuento de un payaso que estaba muy triste que no sabía hacer reír a los demás... ¿cómo acabará la historia?
EL PAYASO RISITAS
Había una vez un payaso que no sabía reír y además cuando salía en el circo tampoco hacía gracia a los niños que iban a verlo.
El payaso estaba muy triste. Pero un dio cuando estaba medio dormido y pensando qué hacer para no estar triste y hacer reír a los demás, apareció su hada madrina, y le preguntó:
- ¿Qué te pasa?.
- Pues que cuando salgo al circo y hago la función, nadie se ríe. Vamos, no me río ni yo. Mira no se me mueve ninguna parte de mi cara, ni puedo levantar ni brazos ni pies, de triste que estoy.
- Bueno esto se va a solucionar muy pronto.
Entonces, sacó su varita mágica, y dijo unas palabras:
- Pata tááá pata tííí todo el mundo a reír. 
- ¿Ya está?, preguntó el payaso.
- Ya está,- le contestó -; en la próxima función, lo veremos.
Pero antes tengo que comprobar si tienes preparado la cara y todo el cuerpo para hacer reír a la gente. Tienes que moverlo todo, y entonces seguro que harás reír a todos y tú también te reirás y estarás alegre. Yo te acompañaré. 
Y así lo hizo:
Empezó a mover los ojos, abriendo y cerrando los dos a la vez, uno y otro alternando. Luego continuo con los labios, haciendo pedorretas, juntándolos y separándolos sin hacer y después haciendo ruido, poniéndolo uno encima de otro, poniéndose serio y con sonrisa.
El payaso, cada vez se iba poniendo más contento, porque cada vez movía más y mejor las partes de la cara. Siguió con la lengua, moviéndola de un lado para otro, de arriba a abajo, intentando tocar la nariz, dentro y fuera, paseándola por los dientes, rápido y lento.
Después hizo como si fuese a inflar un globo (tomaba aire por la nariz y soplaba suave por la boca, después más fuerte para inflarlo mejor, incluso soplaba tres veces seguidas).
Todo iba saliendo muy bien y seguía más animado.
Luego empezó a repetir palabras acompañado de palmadas: pa-lo, pa-ta-ta, so-pa, mo-no, ca-fé, si-lla, ven-ta-na, ni-ño, pozo, de-do,… Siguió diciendo expresiones inventándose diferentes ritmos: ooooeeeee, hooolaaa, hola holaaaa., aíi, aíiiíí, aíiíí, eoo, eoo eooooo.
Cuando el payaso vio que todo le había salido estupendamente sonrió y le dio las gracias a su hada madrina, y se despidió de ella:
- ¡Adiós, adiós, muchas gracias!.
Entonces el payaso actuó al día siguiente y mucho mas días, y todos reían con las cosas que hacía.
Desde entonces le llamaban el payaso risitas.
Por eso siempre debemos intentar estar alegres y contentos, para que los demás también lo estén.
Colorin, colorado...


Esto es todo por hoy... ¿qué nos tocará mañana? SORPRESA, SORPRESA.


               



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